Para entender la parábola del tesoro escondido debemos recrear en la mente los tiempos antiguos en los que los hombres acostumbraban a esconder sus tesoros en la tierra. Los robos eran frecuentes y cuando quiera que hubiese un cambio en el poder gobernante, los que tenían grandes posesiones estaban expuestos a que se les aplicasen pesados tributos. Por otra parte, un país podía estar en constante peligro de ser invadido por ejércitos merodeadores. Por consiguiente, los ricos trataban de preservar sus riquezas ocultándolas y la tierra era considerada como un seguro escondite.
“Además, el reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”— Mateo 13:44. Sigue leyendo