Los doce apóstoles y su ordenación

Los doce

Debajo de los protectores árboles de la ladera de la montaña, pero a corta distancia del mar de Galilea, fueron llamados los doce al apostolado y se pronunció el sermón del monte. Los campos y las colinas eran los lugares favoritos de Jesús, y muchas de sus enseñanzas se dieron al aire libre más bien que en el templo o en las sinagogas. Ninguna sinagoga podría haber contenido a las muchedumbres que le seguían. Pero no solo por esto prefería él enseñar en los campos y huertos. Jesús amaba las escenas de la naturaleza. Para él, cada tranquilo retiro era un templo sagrado. Sigue leyendo

El día que Dios bendijo y santificó, el sábado

el sábado

El sábado fue bendecido y santificado en ocasión de la creación: “Vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”— Génesis 1:31— y reposó en el gozo de su obra terminada. Por haber reposado en sábado, “bendijo Dios el día séptimo y lo santificó”— Génesis 2:3— es decir, que lo puso aparte para un uso santo. Lo dio a Adán como día de descanso. Era un monumento recordativo de la obra de la creación y así, una señal del poder de Dios y de su amor. Las Escrituras dicen: “Hizo memorables sus maravillas”— Salmos 111:4.  

Todas las cosas fueron creadas por el Hijo de Dios. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios…. Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho”— Juan 1:1-3. Y puesto que el sábado es un monumento recordativo de la obra de la creación, es una señal del amor y del poder de Cristo. El sábado dirige nuestros pensamientos a la naturaleza y nos pone en comunión con el Creador. En el canto de las aves, el murmullo de los árboles, la música del mar, podemos oír todavía esa voz que habló con Adán en el Edén. Y mientras contemplamos su poder en la naturaleza, hallamos consuelo, porque la palabra que creó todas las cosas es la que infunde vida al alma. Sigue leyendo

Leví Mateo el publicano

Leví MateoLeví Mateo se contaba entre los funcionarios publicanos romanos que había en Palestina. Su nombre al igual que el de muchos, era motivo de continua irritación para los judíos, pues les recordaba que su independencia había desaparecido ya que las contribuciones eran impuestas por una potencia extraña. Los cobradores de impuestos no eran simplemente instrumentos de la opresión romana; cometiendo extorsiones por su propia cuenta, se enriquecían a expensas del pueblo. Un judío que aceptaba este cargo de mano de los romanos se consideraba como traidor a la honra de su nación. Se le despreciaba como apóstata, se le clasificaba con los más viles de la sociedad. A esta clase pertenecía Leví Mateo. Sigue leyendo

Jesús perdona y sana a un paralítico. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?”

Jesús sana

Jesús perdona y sana, de eso no hay duda. En su vida terrenal en algunos casos de curación, Jesús no concedió inmediatamente la bendición pedida. Cuando pedimos bendiciones terrenales, tal vez la respuesta a nuestra oración se dilate o Dios nos de algo diferente de lo que pedimos, pero no sucede así cuando pedimos liberación del pecado. Jesús perdona y quiere limpiarnos del pecado, hacernos hijos suyos y habilitarnos para vivir una vida santa. Sigue leyendo

Jesús sanó a un leproso: “Puedes limpiarme”

Jesús sanó a un leproso

En el registro bíblico encontramos cómo Jesús sanó a un leproso de la más temida de todas las enfermedades conocidas en el Oriente. Su carácter incurable y contagioso, y sus efectos horribles sobre sus víctimas, llenaban a los más valientes de temor. Entre los judíos, se consideraba como castigo por el pecado y por lo tanto se la llamaba el “azote”, “el dedo de Dios”. Sigue leyendo

1 2 3 4 29