Apocalipsis 18 el fuerte clamor

Apocalipsis 18, el fuerte clamor

¿Qué es el fuerte clamor? En el relato bíblico encontramos Apocalipsis 18 el fuerte clamor, la voz poderosa del ángel que contiene un mensaje ligado a la triple amonestación del capítulo 14 del mismo libro. A este ángel se le ordena que descienda a la tierra y que se una con la voz del tercer ángel para dar fuerza y vigor a su mensaje. Ilumina toda la tierra con su resplandor y la luz que lo acompaña clama con fuerte voz: “Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible”, Apocalipsis 18:2.

A medida que el mensaje de Apocalipsis 14:9-12 crece (el tercer ángel) y se convierte en un fuerte clamor, gran poder y gloria acompañan a su proclamación. Como está predicho en el capítulo 18, el mensaje del tercer ángel ha de ser dado con gran poder por aquellos que den la advertencia final contra la bestia y su imagen.

Apocalipsis 18:1-2

“Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo teniendo gran poder; y la tierra fue alumbrada de su gloria.  Clamó fuertemente en alta voz, diciendo: ¡Caída es, caída es Babilonia la grande! Y es hecha habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible”. 

Aquí se repite el mensaje de la caída de Babilonia, tal como está en Apocalipsis 14:8 “Y otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, aquella gran ciudad, porque ella ha dado a beber a todas las naciones del vino de la ira de su fornicación”. Se mencionan además las corrupciones que se han introducido en las iglesias: 18:3-5 “Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la abundancia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, y para que no recibáis de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de las maldades de ella”. 

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La obra del ángel de Apocalipsis 18 comienza a tiempo para unirse a la tarea del mensaje del tercer ángel, cuando éste se intensifica hasta convertirse en un fuerte pregón. Así se prepara el pueblo de Dios para afrontar la hora de la prueba que muy pronto ha de sobrevenir.

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Apocalipsis 18, el fuerte clamor. El último mensaje de amonestación de Dios

Dios les ha dado su lugar en la línea de la profecía a los mensajes de Apocalipsis 14, y su obra no cesará hasta que concluya la historia de esta tierra. El capítulo 18 de Apocalipsis indica el tiempo en que, por haber rechazado la triple amonestación de Apocalipsis 14:6-12, la iglesia alcanzará el estado predicho y el pueblo de Dios que esté aún en Babilonia, se llamará a separarse de esta. Este mensaje será el último que se dé al mundo.

Estos versículos (Apocalipsis 18:1-2, 4) señalan un tiempo futuro cuando el anuncio de la caída de Babilonia, tal cual como está escrito en Apocalipsis 14:8, se repetirá con la mención adicional de las corrupciones que han estado introduciéndose en las diversas organizaciones religiosas que constituyen a Babilonia. Estas declaraciones constituyen la amonestación final que debe darse a los habitantes de la tierra.

Los pecados de Babilonia se denunciarán. Los resultados funestos y espantosos de la imposición de las observancias de la iglesia por la autoridad civil, las invasiones del espiritismo, los progresos secretos pero rápidos del poder papal, todo se desenmascarará. Estas amonestaciones conmoverán al pueblo y miles de personas que no habían oído palabras semejantes, las escucharán.

El mensaje irá con gran poder

Cuando sea proclamado el mensaje del tercer mensaje—Apocalipsis 14:9-12—, crecerá hasta convertirse en el fuerte clamor de Apocalipsis 18, y a medida que la obra final sea acompañada por gran poder y gloria, los fieles hijos de Dios participarán de esa gloria. La lluvia tardía es la que los revive y fortalece para que puedan pasar por el tiempo de angustia.

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A medida que se acerca el fin, el mensaje de Apocalipsis 14:9-12 se lo presenta como si fuera pronunciado a gran voz, es decir, con el poder del Espíritu Santo. En medio de las sombras de la última gran crisis de la tierra, la luz de Dios alumbrará con más brillo, y se oirá en los acordes más claros y elevados, el canto de esperanza y confianza.

El último mensaje de clemencia que ha de darse al mundo es una revelación de su carácter de amor. Los hijos de Dios han de manifestar su gloria. En su vida y carácter han de revelar lo que la gracia de Dios ha hecho por ellos. El mensaje del tercer ángel irá adelante no en susurros, sino en alta voz.

Apocalipsis 18 el fuerte clamor, las iglesias caídas son Babilonia

Mientras resuena este mensaje, mientras la proclamación de la verdad está haciendo su obra de separación, debemos discernir cuál es nuestra verdadera posición. No debemos unirnos con los incrédulos no sea que lleguemos a tener su espíritu, y que nuestro discernimiento espiritual se vuelva confuso.

Es nuestro deber individual andar humildemente con Dios. No hemos de buscar cualquier mensaje nuevo y extraño. No hemos de pensar que los escogidos de Dios, que están tratando de andar en la luz, constituyen Babilonia. Babilonia ha estado fomentando doctrinas venenosas, el vino del error. Este vino del error se compone de falsas doctrinas, como la inmortalidad natural del alma, el tormento eterno de los pecadores, la negación de la preexistencia de Cristo antes de su nacimiento en Belén, y la defensa y exaltación del primer día de la semana sobre el día santificado por Dios.

Estos y otros errores afines son presentados al mundo por las iglesias, y así se cumplen las Escrituras que dicen: ‘Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación’.

Se realizarán grandes milagros

Sanación de los enfermos y señales y prodigios acompañarán a los creyentes. Dios colaborará con la obra, y todos los santos, sin temor de las consecuencias, obedecerán la convicción de su conciencia. Este mensaje terminará con una fuerza y un vigor muy superiores al clamor de medianoche.

Los siervos de Dios, dotados del poder del cielo, con sus semblantes iluminados y resplandecientes de santa consagración, saldrán a proclamar el mensaje celestial. Muchas personas de entre todas las congregaciones religiosas aceptarán la invitación, y saldrán apresuradamente de las iglesias condenadas, como Lot cuando salió presuroso de Sodoma antes que fuera destruida.

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